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“Canción del pirata” de José de Espronceda.



Hace años en mi adolescencia por esa casualidades de la vida cayo en mis manos un libro desusado, muy deslucido por el tiempo, de poesia universal, dicen que las casualidades son unicas en la vida pero bueno yo tube esa oportunidad, en el varios poemas marcaron el transcurso de mi vida posterior, entre ellos se encuentra la “Canción del pirata”, de José Espronceda y Delgado (Almendralejo, 25 de marzo de 1808 - Madrid, 23 de mayo de 1842), quien fuera el máximo representante del primer Romanticismo en España, quien a través de sus textos y su poesía supo plasmar con claridad y belleza diferentes aspectos vitales.


Además de su obra, también su vida fue un prototipo de la existencia romántica, su corta existencia, estubo matizada con viajes sin tregua, sociedades secretas, exilios, destierros, amores poco ortodoxos y una muerte temprana porque murió repentinamente el 23 de mayo de 1842, a los 34 años, de una afección respiratoria. Su vida fue tan turbulenta como el periodo histórico que le tocó, el siglo XIX español.


El poema "La canción del pirata" es considerado uno de los poemas icónicos del romanticismo español. Fue publicado en el libro Poesías, en el año 1846, después de la muerte del autor, y constituye uno de los cinco poemas que José Espronceda dedica a los seres marginados de la sociedad en señal de protesta: el pirata, el mendigo, el verdugo, el cosaco y el reo de muerte.



En el poema empujada por el viento, la nave pirata avanza majestuosa sobre el mar iluminado por la luna. Su capitán se siente orgulloso de su libertad y del navío con que la defiende, y a éste dirige su canción, de este modo se imaginó José de Espronceda a sí mismo y al hombre libre del Romanticismo: con la libertad del pirata, sin más patria que el mar, no sometido a gobiernos ni limitado por fronteras, sin más leyes que la fuerza del enemigo vencedor y la del viento que impulsa su barco.


Esta lectura desde la primera vez, marco definitivamente el derrotero futuro de lo que ha sido mi vida, declaro al igual que el pirata de Espronceda, metaforicamente, “Que mi barco es mi tesoro, y mi dios es la libertad”, siempre he sido renuente a seguir las reglas y ataduras que imponen las sociedades, no soporto ni tolero las injusticias vengan de donde vengan, y mucho menos acepto como un dogma único lo que otro estima por correcto, si yo como ser humano tengo toda la posibilidad de distinguir entre el bien y el mal y tomar mis propias decisiones, no admito ni caigo en discusión alguna en cuanto al modo de vida, política, raza, religión ó sexo, emito mis juicios y espero que sean respetados como yo respeto los ajenos, siempre dispuesto a transgredir las reglas sin por ello caer en posturas negativas, simplemente tener presente que el yo interno, es lo más importante de nuestra actuación, no importa lo que hagas, siempre habrá detractores y loadores que se encargaran de emitir sus opiniones negativas y positivas, satisfaga usted su “alter ego” y quedara con la conciencia tranquila de haber obrado en consecuencias, con las velas desplegadas al viento, avanzando siempre adelante venciendo, a ciegos reyes y severas tormentas, al igual que Espronceda escojo este camino como modo de vida, con la libertad del pirata, que sin más patria que el mar, y no sometido a gobiernos, partidos politicos, ni a fronteras, sin más leyes que la fuerza del vencedor y la del viento que impulsa mi barco.


Aquí les dejo tan bella obra para que la disfruten espero les gusten tanto como me gusto a mi desde la primera lectura.

"Canción del pirata"

Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín;

bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín.

La luna en el mar riela, en la lona gime el viento y alza en blando movimiento olas de plata y azul;

y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul;

—«Navega velero mío, sin temor, que ni enemigo navío, ni tormenta, ni bonanza, tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor.

»Veinte presas hemos hecho a despecho, del inglés,

»y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.

»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.

»Allá muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra, que yo tengo aquí por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes.

»Y no hay playa sea cualquiera, ni bandera de esplendor,

»que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor.

»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.

»A la voz de ¡barco viene! es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar: que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer.

»En las presas yo divido lo cogido por igual:

»sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.

»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.

»¡Sentenciado estoy a muerte!; yo me río; no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna entena quizá en su propio navío.

»Y si caigo ¿qué es la vida? Por perdida ya la di,

»cuando el yugo de un esclavo como un bravo sacudí.

»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.


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