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Leoncio Vidal Caro: Héroe Epónimo y Mártir de la Independencia.



Leoncio Vidal Caro, fue un coronel de la Guerra de Independencia en Cuba y aunque no santaclareño su nombre quedo fijado por siempre en los anales de la historia de la ciudad de Santa Clara, nació el 12 de septiembre de 1864, en Ceja de Palo, Corralillo, hijo de Don Leoncio Vidal Tapia, español nacido en el pueblo de Navarcles, Barcelona, y Marina del Rosario Caro Reyes, conocida por Charito, cubana nacida en San Antonio del Río Blanco del Norte, provincia de La Habana, perteneciente a la clase media, pues su padre era negociante, la “Guerra de Independencia” iniciada el 10 de octubre de 1868 no se había hecho sentir en esta alejada zona del norte villaclareño pero para los inicios de 1870 los principales dueños de bienes, ante la inminencia de las acciones bélicas y la temida Tea Incendiaria, determinaron organizar el cuerpo de Voluntarios de Corralillo, y en él se alistó el padre de Leoncio.


Una mañana del año 1870, los voluntarios, después de desandar los campos en busca del enemigo y encontrar sólo cañaverales quemados y ningún indicio de los revolucionarios, al regresar a la población, el grupo de vanguardia advirtió la proximidad de alguien por un trillo en la maleza por lo que se puso en alerta y pudo escuchar que el invisible caminante entonaba una décima en la que se destacaban las glorias de los mambises y se defendía la independencia de Cuba. Esto fue suficiente para excitar la cólera de algunos de aquellos voluntarios que sin esperar nada lanzaron una descarga de fusilería contra el cantante, un indefenso guajirito de apenas 10 años, la muerte de este niño causó la ira de algunos miembros del cuerpo de voluntarios los cuales protestaron ante el crimen y optan por abandonar esta fuerza. Uno de ellos fue Salvador Vidal quien al llegar a casa cuenta lo sucedido a su esposa y deciden vender todas sus propiedades y marchar a España, durante un tiempo van a residir a Barcelona.


A finales de 1870 llegó la familia Vidal Caro a Narvacles, de donde había salido su padre. Allí los hermanos Vidal Caro conocieron a sus familiares paternos y en especial al abuelo del que van a tener un grato recuerdo y muy en particular Leoncio que gustaba escuchar de las vívidas anécdotas de la guerra contra la ocupación Napoleónica en la que el abuelo fuera un fiel soldado y defensor de la patria sentimiento este que quedó impregnado en el alma del joven Leoncio y sus hermanos, allí les denominaban “Los cubanitos”, aprendieron con rapidez el catalán y estudiaban en la única escuela existente; se integraron a los demás niños y Leoncio era conocido por Sansón por su impetuosidad y fuerza, ningún otro podía ganarle en peleas o en ejercicios de fuerza, el padre los envía a un colegio en la ciudad de Manresa para mejorar su educación. En este período se llevaba a cabo la guerra Carlista y pudieron conocer los caudillos Lizarraga, Cabrera y Sevalles de un lado y futuros conocidos en los campos cubanos como Martínez Campos y Valeriano Weyler a favor de la monarquía, José, Lino y Leoncio demostraron su inquebrantable adhesión a los principios de la democracia y la Libertad pues siendo muy jóvenes abrazaron las ideas y las doctrinas carlistas, muestra de ello es su fuga del colegio e incorporación a una guerrilla que estaba acampada en los alrededores de Manresa. El jefe de la misma al detectar dentro de las huestes las caras infantiles de los nuevos reclutas y después de interrogarlos decidió restituirlos al colegio, y así lo logró con José y Lino, pero Leoncio burló al oficial y volvió a los alrededores del campamento coincidiendo con un combate en el cual se vio involucrado y recibió un fuerte golpe en la cabeza.


Después de esos sucesos el padre decidió mudarse para Barcelona y poner a sus hijos en el colegio de Santo Tomás, donde encontraron con agrado a un coterráneo de su natal Corralillo, Leopoldo Romañach, devenido en uno de los más famosos pintores cubanos, al que se unieron por los vínculos de una fraternal amistad. En el colegio estudiaron la carrera Mercantil según los designios de supadre, estudiaron entre otras materias: Dramática, Aritmética, Contabilidad, Geografía Comercial, Inglés y francés.


Al regreso se establecen en Camajuaní donde permanecen por más de diez años, Leoncio y sus hermanos participan activamente en actividades sociales y culturales, recreativas y deportivas, destacándose Leoncio en la práctica de ejercicios y ser un verdadero campeón en los deportes de fuerza, además Leoncio gustaba de jugar billar y ajedrez del cual se convirtió en campeón municipal al ganar el primer lugar en el Primer Campeonato Municipal el 20 de diciembre de 1893 jugado en Camajuaní, al ganarle en la partida final y decisiva a Waldo Lena.


Se integra a las actividades conspirativas; La actividad conspiradora en Camajuaní fue extremadamente difícil pues esta localidad estaba poblada mayoritariamente por los españoles y existía el tristemente célebre Regimiéntenlo de Caballería de Camajuaní, cuerpo de voluntarios de una activa labor, además existían un cuartel de la guardia civil y un cuartel del ejército. Leoncio Vidal juega un rol fundamental con su participación en tertulias, reuniones confidenciales, romerías, destacándose las tertulias que se efectuaban en lea botica Puget, propiedad de José Puget Cassuso en las que además de Leoncio y el propietario se reunían José, Lino Vidal, el Médico habanero Juan Bruno Zayas, los hermanos Machado, Roberto Méndez Peñate, Casimiro Naya y otros revolucionarios.


Además se efectuaban actividades comparativas en la casa de Las Torres, actual Museo y residencia en aquel entonces de su hermano José que se había casado con Luisa de la Torre, la tienda La República, propiedad de los Vidal Caro, La platería de Pastor Carrillo y el lugar más importante el ingenio La Matilde, que situado a unos 2 Kms. del poblado eran centro principal de la Conspiración, pues aquí se reunían además de los antes señalados, los conspiradores de Vueltas, siendo notable la fundación, junto a sus hermanos y a un grupo de revolucionarios, del primer periódico impreso de Camajuaní, “El número 13”, de ideas progresistas, revolucionarias y cargadas de patriotismo, que estaba integrado por trece colaboradores y se editaba en la casa marcada por el número trece, desafiando la supersticiosa prevención prevaleciente contra ese número.


Leoncio Vidal tuvo como iniciativa alistarse conjuntamente con un grupo de jóvenes en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Comercio para recibir instrucción militar y prepararse para la guerra necesaria, este esfuerzo no tuvo mucha duración pues el carácter rebelde de Leoncio chocó contra las medidas de un consejo de disciplina y subordinación donde expulsaron a dos bomberos compañeros de Leoncio y él abandonó el cuerpo, como forma de expresar su desacuerdo.


Se dedicó a recorrer los campos buscando adeptos para la causa; para ello utilizó como pretexto la introducción de la siembra del algodón en la región de Camajuaní, para lo que compró una pequeña finca en Salamanca, próxima al central Fe, esta labor resultó muy favorable pues la forma sincera y el convencimiento que daban sus palabras lograron que cuando llegó la hora de la guerra una de la gran mayoría de los campesinos se incorporó.


El 2 de febrero de 1895 se organiza la romería en Vueltas por Rafael Casallas Monteagudo, donde se reunieron todos los conspiradores de la jurisdicción remediana. En esta comida campestre fueron requisitos indispensables que las mujeres vinieran vestidas de blanco y una cinta azul en el pelo y los hombres vestidos de blanco y sombrero de Jipi Japa con una escarapela roja en el mismo representando los colores de la bandera, pero lo más importante que sucedió allí fue que al fervor de la fiesta y el patriotismo que en ella se respiraba se escuchó un grito de “Viva Cuba Libre”, repetido al unísono por todos los participantes que hizo vibrar los corazones de los cubanos. El territorio provincial de Santa Clara fue declarado en estado de guerra el 4 de marzo de 1895, el 25 de abril en Vega Alta ocurrió el alzamiento con Juan Bruno Zayas, médico habanero y Leoncio Vidal se alza el 20 de junio, con posterioridad a su unión con las tropas mambisas, comenzó a operar en las zonas circundantes a Santa Clara. “Al fin ya puedo combatir al odioso gobierno de la Metrópoli, machete en mano y en los campos de Cuba que pronto serán libres”, escribió el joven Leoncio en su Diario de Campaña.


Tomó importantes objetivos militares en la región, como el fuerte La Vigía, situado en las estribaciones de la loma de Santa Fé (30 de octubre de 1895); llevó a cabo el descarrilamiento de un tren en la zona de Cien Rosas para procurar avituallamientos (25 de noviembre de 1895), sus acciones de guerra ganaron renombre incluso en el extranjero, pues el asalto y destrucción del tren Caibarién-Placetas fue descrito por la revista "La Ilustración Española y Americana" en su edición del 20 de enero de 1896; el combate de Las Yaguas que ocasionó gran cantidad de bajas al enemigo (21 de diciembre de 1895); carga al machete a la guerrilla de Camajuaní en San Lorenzo ocupando fusiles, machetes y caballos (12 de enero 1896); y protagonizó el combate de Palo Prieto dirigido por el General Serafín Sánchez que fue el mayor e importante de Camajuaní (8 de febrero de 1896) donde recibió por órdenes de Juan Bruno Zayas los grados de teniente coronel, y el ataque a Santa Clara en el que el Coronel Leoncio Vidal Caro pierde la vida (23 de marzo de 1896).


Necesitado el Generalísimo Máximo Gómez de un jefe militar intrépido para el asalto a la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia de igual nombre y nudo de comunicaciones en el centro de la Isla, no dudó en escoger al joven y valiente villaclareño. El 21 de marzo estudiaron los planos de la ciudad, y Gómez lo ascendió a coronel y le dio el mando interino de la Brigada Santa Clara, en la tarde del 22 de marzo de 1896 las tropas revolucionarias se aproximaron a la ciudad de Santa Clara, con el fin de penetrar en ella en la madrugada del próximo día, para llevar a cabo la temeraria acción de guerra, Leoncio avanzó, sin enterarse del arribo de dos nuevos escuadrones a la urbe, la columna dirigida por Leoncio Vidal fue la única que pudo penetrar en la ciudad avanzando por la calle de Santa Clara hoy Tristá y fue alcanzado por el copioso fuego de fusilerías de los guardias que rodeaban la plaza. Inicialmente tuvo lugar una primera descarga en la que cayó herido su ayudante, el cabo Brito, y cuando se bajó del caballo para socorrerlo, los disparos de la segunda descarga lo alcanzaron a él, justo en el momento del balazo gritó: “Coño, me mataron”, con un tono estremecedor que retumbó en toda la plaza. Casi al instante, cayó al suelo desfallecido.


Su cadáver fue a parar a manos enemigas, las autoridades españolas arrastraron el cuerpo hasta el lugar donde se levanta hoy el obelisco que perpetúa su memoria en el céntrico parque de Santa Clara, que lleva su nombre. Allí fue tristemente vejado; lo orinaron, lo escupieron, un grupo de curiosos comienza a arremolinarse alrededor de los cuerpos caídos, alcanzados por el copioso fuego de fusilerías, se rumorea que el muerto es Leoncio Vidal un conocido jefe mambí, un documento encontrado en sus ropas sirvió para identificarlo, aunque la barba de varias semanas hizo que los españoles dudaran de su autenticidad, hasta que corroboraron la noticia, uno de los curiosos se acerca y ante los oficiales españoles, haciendo alarde de servilismo, propina un puntapié en el rostro del muerto, ante este cuadro de dolor, el oficial que comanda el regimiento ruge potentemente: “Apartaos de aquí”, quitaos el sombrero ante el cadáver de este hombre, el que ha muerto es un valiente, luego desaparecieron el cuerpo a tal punto que nunca más se supo del lugar en que fue enterrado.


La muerte de Leoncio Vidal Caro significó un duro golpe para el Ejército Mambí, al conocerse la infausta noticia en el campamento mambí todo fue pesar y lamentaciones. La Revolución en Villaclara acababa de perder a uno de sus hijos más valiosos.


Por decisión del Ayuntamiento de la ciudad, desde el 4 de enero de 1899, la antigua Plaza del Recreo, Plaza de Armas, lleva su nombre. La propuesta fue realizada por el concejal Enrique del Cañal y resultó aprobada de manera unánime; En 1929, le fue develado un busto esculpido en Italia en su honor. Al importante acto asistieron su viuda, amigos y pueblo en general. También al insigne patriota se le recuerda en “La Farola”, que representa el lugar donde cayó luchando contra el colonialismo español, el eminente escritor, historiador, bibliotecólogo y patriota Manuel García Garófalo Mesa escribió la inscripción: “Aquí, en la noche del 23 de marzo de 1896 sucumbió heroicamente en defensa de la independencia de la Patria el Coronel Leoncio Vidal”.


A más de una centuria de aquellos acontecimientos, aun se evocan, los memorables relatos sobre una de las figuras más prominentes de la lucha contra el colonialismo español en la antigua región de Las Villas. De generación en generación, el espíritu del coronel Leoncio señorea vivo, dispuesto a dar nuevas lecciones de amor por la patria, y cabalgando en su propia estirpe, como constante desafío de la memoria histórica.


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