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PERSONAJES DE MI PUEBLO. Parte II.(Meleno, el Loco de los Candados, Arelys Menéalo,Las Peluas de San


Dice el refrán que recordar es volver a vivir, más aun si no estás en la tierra que te vio nacer, aquí vuelvo con la segunda parte de personajes de mi pueblo como les prometí, durante la época en que tengo conciencia, en Santa Clara proliferaron una serie de loquillos que cada uno marco su historia impronta en el terruño natal ahora quiero hacer referencia a “Meleno el Loco de los Candados”. Creo que a muchos de nosotros nos metieron miedo con Meleno cuando niños, Meleno también fue parte de la infancia de nosotros y ya adolecentes cuando estábamos en la secundaria lo veíamos andaba siempre con candados en las manos.


Un personaje que no se metía con nadie, sólo vendía siempre los mismos candados, y se mantenía por la cafetería de la esquina del parque en la calle Colon aquella que en mi época de estudiante le decían “el escupitajo del diablo”, por lo malo que era el agua caliente que vendían allí por café y por la carga de locos, pordioseros, pedigüeños, borrachos etc, etc que pululaban aquel lugar las 24 horas del día, y de allí para el Condado por donde vivía, le gustaba caerle atrás a las mujeres, las muchachitas de la secundaria le tenían miedo y hasta algunos barones también a veces tiraba hasta piedras cuando lo molestaban en demasía él tenía sus historias.

Hay una anécdota del secuestro de Meleno por Moya otro más de la lista de personajes, quien lo llevo al vertedero lo amarró y lo violó reiteradamente durante tres días y solo le daba pan y agua, esto forma parte del anecdotario popular alrededor del personaje nada que pueda ser afirmado o negado, lo cierto es que el vejado Meleno, forma parte de todos esos personajes famosos de nuestra Santa Clara, independientemente de su locura o manera de vivir diferente a la nuestra.


Camina toda la ciudad, bajita regordeta, se brida para pasarte de primero en las largas colas que se hacían para comprar aquellos productos “Plan CTC” (Planchas, refrigeradores rusos, ventiladores plásticos, televisores Caribe). Recuerdo haberla visto más de una vez por Siglo XX, El Ten Cens, Candilejas, pobre del que no le prestara atención y ojo si tenias un bolígrafo lo podías perder, Arelys andaba por toda Santa Clara quitando bolígrafos, en sentido general era una loca pacífica, pero si le gritaban “Arelys Menéalo”!!! se molestaba y ofendía, algunos dicen que hasta se quitaba las ropas pero eso también queda en el decir popular yo personalmente nunca la vi desvestirse.


Si recuerdo que vivía por la terminal, una de sus anécdotas más famosas fue que entró al área de patología del hospital viejo y se acostó y tapó cabeza y todo y cuando llegó el patólogo se incorporó súbitamente provocándole un susto al infeliz que casi lo mata.


Arelys Menéalo, es sin duda del tipo de personaje que también forman parte de la historia del terruño, como tanta gente anónima recordada solo por el entorno donde se desarrollo y este cuenta fragmentos de esas historias que le son propias y forman parte de la escena diaria del pueblo encargándose de lustrar y volver nuevitas, frescas, inconfundibles, esas fotografías lejanas.


Todos las vemos pasar, lentamente siempre andaban juntas y bien vestidas de una forma exótica, con abundante maquillaje difuminado por el rostro, y aquella exuberante cabellera algo similar al estilo de la década de los 60, del movimiento Afro-Americano para los derechos humanos, pelo grueso con pequeñas ondas, que uno mira y no cabe en si del asombro, mientras piensa el “paraíso para los piojos” Son Sarita Infiesta y su hija nadie entiende como se pudieron volver locas madre e hija, cuentan que el padre de ella, la hija, vivía en el edificio que está cerca de la Funeraria Domenech, hace muchos años cuando ella era aun una niña que él emigro con la otra esposa para los Estados Unidos y que la trajo de visitas y no pudo con ella... por lo que la devolvió rápidamente,


Andan cada rincón de Santa Clara en cada parte las encuentras acompañadas de sus inseparables perros, siempre resulta un placer observarlas caminando de forma relajada con sus canes falderos, la correa floja, los perros y sus dueñas miran lo que pasa alrededor, se paran cuando cualquiera de ellos necesita hacerlo… ¡es como pasear entre amigos! son muy buenas personas, dulces, sonrientes conversadoras, la hija tiene una vos asombrosa recuerdo haberla oído cantar en una actividad de mi trabajo donde fue invitada a cantar.


Ya se habrán percatado que hablo de “Las Peluas de Santa Clara”, ó la Treinta y la Cincuenta, ó Sagua la Grande y Sagua la Chica e infinidad de epítetos más con que las han bautizado el argot popular, viven en la calle, San Miguel esquina Maceo dicen que una de ellas murió recientemente unos que la madre otras que la hija recuerdo que en el 2012, tuve ocasión de verlas y la hija se veía muy mal con las piernas muy hinchadas no así la madre que se veía de mejor ánimo, cualquiera de las dos que haya fallecido es una gran pérdida para nuestra ciudad, pues ellas ya son Patrimonio de Santa Clara, deberíamos considéralas hijas prominentes de nuestra patria chica la bella “Ciudad de Marta”.

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