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Nuestra Plaza Mayor y una Litografía de Eduardo Laplante.




Hace unos días publique un artículo que ilustré con un grabado de la “Plaza Mayor” (hoy parque “Leoncio Vidal”) allá por el lejano año de 1858, y algunos me han preguntado que donde era eso antiguamente, para satisfacer curiosidades vamos a abordar algunas observaciones sobre nuestra plaza central y hacer un epigrama y análisis de la litografía en cuestión, a modo de recuento histórico.


Como sabemos a partir de lo escrito en la “Memoria Histórica de Santa Clara y su Jurisdicción” de nuestro primer historiador Manuel Dionisio González publicada por la Imprenta del Siglo, Villaclara, en el año 1858, nuestra villa tiene dos centros históricos, peculiaridad no muy común por estos lares de ultramar, fundados por los conquistadores españoles, y casi de seguro, no tengo la certeza real del hecho, que sea el único caso en nuestra patria de modo tal que encontraremos en nuestra peculiar villa dos momentos iníciales muy importantes, el primero la fundación de la villa “Gloriosa Santa Clara” el 15 de julio de 1869 en las márgenes del otrora río La Sabana (hoy Bélico) a la sombra de un árbol de tamarindo, en la actual “Loma del Carmen”, y posteriormente el desplazamiento más al sur no muy lejos de este sitio de las familias fundadoras, para comenzar la construcción de la villa, en virtud de lo cual se realizó el trazado de la plaza Central (Plaza Mayor hoy Parque Vidal), de la cual saldrían cuatro calles principales que constituirían el núcleo primario de nuestra villa, dándonos como resultado los dos centros: el “Centro Fundacional y el “Centro Histórico”, punto a partir del cual se desarrollaría el caserío.


Del trazado de este centro a partir del cual se expande el poblado y que no es otro que el actual Parque Vidal, hablaremos en este artículo, aquí veremos nuevamente un caso peculiar y sin precedentes en la construcción de núcleos poblacionales para esa época, la “Villa Nueva de Santa Clara del Cayo” o “Gloriosa Santa Clara” fue trazada sin haberse ejecutado un plano de fundación elaborado de antemano, como fuera el caso de otras villas, pero su trazado cuadricular a cordel, teniendo en cuenta el “Plan de Ordenamiento Urbano para las Indias” establecido por Felipe II, llevado a cabo por el capitán Manuel Rodríguez y el regidor Esteban Díaz de Acevedo, le permitió crecer y extenderse ordenadamente.


Nuestra plaza o parque central como Centro Histórico de la Ciudad, ha sufrido a través de los 330 años de su existencia una evolución urbanística alrededor de su núcleo original, sufriendo numerosas transformaciones en su aspecto y cambios de nombres, siendo los mismos en orden cronológico, desde su fundación como núcleo central de la naciente población, “Plaza de Armas”, la que constituirá el centro administrativo de las autoridades políticas y religiosas, en ella fue construida en el año 1692 por los fundadores de la villa una iglesia de madera y guano a partir de la cual se desarrolló la Iglesia “Parroquial Mayor”, entre los años comprendidos desde 1725 a 1738, que le cambió el nombre a la Plaza, cuando comenzó llamarse “Plaza Mayor”, en 1745 cincuenta y seis años después del trazado de la plaza aparece constancia reiterada en actas capitulares del Ayuntamiento santaclareño la insistencia en ampliar, modificar o remodelar la misma, en esas fuentes documentales consta que las autoridades locales abogan por destruir, reducir o cambiar la imagen de las áreas sobre todo las referente a las inmediaciones a la iglesia “Parroquial Mayor” así llego al año 1774 que tras algunas transformaciones se oficializo como “Plaza del Mercado”, con cuatro pinos sembrados en su centro y almendros en los cuatro puntos cardinales, se permitía en las áreas todo tipo de juegos y en improvisadas casas de guano las vendedoras expendían todo tipo de refrigerios, empanadas, longanizas, ponches y aguardiente entre otras delicias, este hecho de poseer esta misión social propicio el cambio de nombre.


En 1820 se levanto en el sitio una pirámide ostentando tarjas alusivas a la promulgación de la Constitución de 1812 momento en el cual se le empieza a denominar “Plaza de la Constitución”, posteriormente en el ordenamiento llevado a cabo entre 1848 y 1849, se realizan sustanciales transformaciones y mejoras, agregándose bellos jardines enrejados, una glorieta de madera abuela de la glorieta actual, se instala el alumbrado de gas en la zona que la convierten en “Parque el Recreo” momento en que nos visita por la década de 1850 Eduardo Laplante Borcou. Pero quien era Laplante, había nacido en el año 1818 en Francia, llega a nuestra patria alrededor de 1848, formando parte de una verdadera ola de artistas exiliados que huyendo de Napoleón recalaban en las playas cubanas y se quedaban, seducidos por la belleza del paisaje. En estas primeras oleadas de recién llegados venían muy buenos dibujantes y litógrafos, técnica muy moderna por entonces, Eduardo Laplante fija su residencia en La Habana y un año después se establece como litógrafo, considerado el mejor litógrafo cubano de la época, quien viaja por la isla, con el objeto de captar sus paisajes y las más importantes plantaciones azucareras, realizando descripciones detalladas de la vida rural en Cuba, en particular la plantación de azúcar, extasiado por la belleza del paisaje urbano de nuestra villa y la intensidad de su luz, realiza la litografía que denomino “Plaza Mayor” y donde se aprecia la vida social pueblerina de la urbe así como su vegetación y arquitectura urbana lo que la convierte en una muestra documental de la época.


Esta litografía de Laplante fue reproducida por la Litografía de Tiburcio V. Cuesta, (Cuya actividad fundamental eran los trabajos para las fábricas de tabacos y cigarros, siendo una de las primeras en aplicar el uso de la litografía en colores), con el objetivo de incluirla en el libro “Memoria histórica de la villa de Santa Clara” de 1858, se dice que una de las impresiones de esta obra cuenta con la mencionada litografía, una foto de nuestro historiador y una litografía del plano fundacional de Santa Clara, en la versión digital que yo poseo de esta obra correspondiente a la editada en Villaclara, Imprenta del Siglo, Calle de San José No 18 de 1858 solo aparece esta última litografía no así las dos anteriores, si vemos la hermosa litografía podremos apreciar la imagen típica de nuestra sociedad colonial en primer plano, a izquierda aparece la pared de la ermita de “La Candelaria” en cuyos predios se construyo unos años después el “Teatro La Caridad”, seguido de unos portales con arcos que hoy día aun se mantienen siendo los exponentes de las construcciones más antiguas erigidas en la plaza con características inherentes al siglo XVIII, y que actualmente son el Museo de Artes Decorativas y el conocido Café El Recreo, ambas constituían para la época dos viviendas, a la derecha sobresale la majestuosa construcción del la demolida “Parroquial Mayor” en cuyo campanario se aprecia el enorme y esférico reloj que hoy forma parte de la fachada de la “CMHW”, y a lo lejos sobre el horizonte se puede apreciar el viejo campanario de la iglesia de “Buenviaje” y nuestra famosa “loma del Capiro”.


En cuanto al “Parque El Recreo” siguen haciéndosele transformaciones, en 1881, se le agregan cuatro nuevos canteros en las esquinas de la plaza, incorporando en cada uno de ellos, una escultura que representaba una estación del año, se desmonta la glorieta de madera, para en su lugar colocar la lámpara principal de la plaza (lámpara de gas), una farola artística de cinco brazos y doce luces, donada por Eduardo González Abreu, hermano de Pedro Nolasco y tío de la ilustre santaclareña, Marta Abreu de Estévez, que como las otras treinta farolas, eran encendidas cada noche por un celador, se colocan bancos los que fueron situados bordeando los canteros, y fueron remplazados los cuatro guardacantones que impedían el paso de carretas y carretones a la plaza, así quedaría por el próximo quinquenio, ya que en 1886 durante el aniversario 197 de Santa Clara, fue develado al público el obelisco erigido a la memoria del Padre Conyedo y de D. Hurtado de Mendoza (el monumento más viejo que atesora nuestro “Parque Vidal”), a instancias de Marta Abreu de Estévez, quien hizo suya la iniciativa popular de levantarles a ambos un monumento para toda la vida, ubicado frente a la iglesia “Parroquial Mayor” en el lugar que ocupaba la farola central de la plaza.


Unos de los hechos más relevantes de nuestra historia chica, se efectuó aquí precisamente durante el año 1895, a inicios de año los villaclareños se aprestaban para inaugurar el alumbrado eléctrico donado por la predilecta hija santaclareña, Marta Abreu de Estévez, y a la vez realizar festejos de agradecimientos a la benefactora, la inauguración del alumbrado había sido acordada para el 21 de febrero con tres días de fiestas consecutivos, toda la plaza se encontraba engalanada para los festejos pero lo más trascendental del decorado fue una réplica en madera de la “Torre Eiffel”, de París, en medio del parque, sobre el Obelisco de los sacerdotes Juan de Conyedo y Francisco Hurtado de Mendoza, esta colosal estructura se elevaba unos 28 metros de alto, y a quien los lugareños denominaron “Torre Villaclara”, la mitad de la Torre hacia abajo fue cubierta con 25000 flores de papel, empresa en la que participaron todas las damas santaclareñas que sabían confeccionarlas; al término de cada flor se colocó un foco eléctrico, el gobierno de la Isla, alarmado con la Revolución que se le venía encima, suspende la ceremonia para evitar un ambiente insurreccional, por la agitación provocada por el “grito de Baire” del 24 de febrero, la fecha se cambó para el día 28, a pesar del impedimento de las autoridades españolas, las cuales atribuyeron al hecho de la inauguración del Alumbrado eléctrico de Santa Clara, a una táctica para despistar a las fuerzas militares después del alzamiento del 24 de febrero, hicieron presión para destruir la torre “Villaclara”, pero esta se mantuvo en el lugar por varias semanas, hasta principios de mayo de 1895, por tales motivos Marta Abreu y su esposo Luis Estévez, fueron enviados al exilio, el 16 de junio del mismo año, partieron en el Vapor "Le Navarre", hacia París la ciudad dueña de la “Eiffel” de hierro. Marta no pisaría de nuevo la tierra que tanto amo.


El 22 de marzo de 1896 las tropas revolucionarias al mando de Máximo Gómez, se aproximaron a la ciudad de Santa Clara, con el fin de penetrar en ella en la madrugada, la columna dirigida por Leoncio Vidal fue la única que pudo penetrar en la ciudad avanzando por la calle de Santa Clara hoy Tristá irrumpiendo en el parque “El Recreo”, alcanzado por el copioso fuego de fusilerías de los guardias que rodeaban al mismo cae herido mortalmente, el coronel Leoncio Vidal y su ayudante, el cabo Ramón Brito, motivo por el cual por decisión del Ayuntamiento de la ciudad, desde el 4 de enero de 1899, la antigua “Plaza del Recreo”, lleva su nombre. La propuesta fue realizada por el concejal Enrique del Cañal y resultó aprobada de manera unánime, nombre que ostenta hoy en día, No obstante todo lo anterior, el “Parque Vidal” siguió sufriendo arduas modificaciones, desde principios del siglo XX se comenzó a hablar de derribar la “Parroquial Mayor” con el fin de ampliar las áreas del “Parque Vidal”, el artífice fundamental de la demolición fue el entonces alcalde de la villa José Berenguer quien en 1907 presentó un proyecto al respecto, el proyecto fue aprobado pero no se realizó entonces.


En medio de las gestiones para acometer la demolición, en 1911 se construye la actual glorieta del Parque Vidal, con una arquitectura ecléctica, su construcción, fue concebida de forma tal que marcara según las leyendas el centro de la villa coincidiendo con el final de la alameda central, que partía entre dos canteros desde el obelisco rumbo al sur, donde se elevaba la torre campanario de la Iglesia Mayor, quedando en línea recta a medio camino entre ambos, lo que hoy constituye precisamente el centro del Parque Vidal, orientando su fachada principal donde está la puerta de acceso, hacia el norte de la villa, mientras tanto seguían las deliberaciones a favor y en contra de demoler el anciano templo, peros los cambios en el parque no paraban, hacia 1915 fueron ejecutadas nuevas reformas a la plaza de Recreo, su entorno se transformó notablemente, fueron eliminados los cuatro jardines centrales, y las cuatro fuentes, una capa de concreto surgió sobre la antigua grama de los canteros, a partir de este momento aparentemente disminuyen las remodelaciones, pero solo por poco tiempo, hasta que en el 22 de agosto de 1923 dio comienzo la demolición de la de la vieja Iglesia Parroquial Mayor, la cual fue demolida hasta el último ladrillo, con ello nuestra plaza pasa a ser uno de los pocos parques cubanos que no tienen una iglesia esta acción dio paso al surgimiento del llamado “Parque Republicano”.


Por espacio de un año continuaron las obras de remodelación, surgen nuevos elementos en el parque, de ellos una pequeña estatua colocada aquí se ha convertido en símbolo citadino, constituyendo una atracción para los pequeños pilongos santaclareños, la efigie de “El Niño de la Bota Infortunada" o simplemente “El niño de la bota” como se conoce popularmente, y que fuera colocada en una fuente durante estos trabajos, la misma según cuentan apareció en un catálogo de sugerencias de una famosa casa de venta de objetos de artes de New York. Entre sus páginas, la encontró y seleccionó el patriota Francisco López Leiva, coronel de la guerra de 1895, para que se instalara en la fuente diseñada por él, y la hizo transportar a Cuba, para la inauguración del parque Vidal en ocasión del cumpleaños 238 de de la villa, el 15 de julio de 1925, lo interesante de ella es que nada tiene que ver con nuestra historia ni local ni nacional, sino con otra contienda militar foránea: La Guerra de Secesión estadounidense. Durante la remodelación republicana fue incorporado en la plaza, el monumento a la ilustre villaclareña, Marta Abreu de Estévez. La estatua fue develada el 24 de febrero de 1924, y colocada donde antes se levantaba la torre campanario de la parroquial, otro de los nuevos elementos que ostenta el parque republicano lo constituye La Pérgola, construida en el espacio dejado por la parroquial, consistía en un elemento arquitectónico semicircular armonizaba con los canteros situados entre el primer anillo y la alameda circular central, concebida como corredor, con jardineras donde se sembraron buganvilias, para que crecieran y treparan por su estructura de cuarenta vigas que reposaban en dos horcones longitudinales que a su vez reposaban en las dieciséis columnas que formaban el abanico, dando sombra a quienes se sentaran en los bancos instalados. La pérgola estaba situada frente a la entrada este del Parque, en la entrada que está frente al Instituto Preuniversitario, simultáneamente a estas obras se realizó el adoquinado y pavimentación del Parque.

El busto del Padre Chao, un busto casi olvidado en nuestro parque, realizado en Italia, en mármol blanco, reposa sobre un pedestal clásico, también en mármol blanco fue develado por el aniversario 238 de la ciudad de Santa Clara, el 15 de julio de 1927, y en 1929 fue develado un busto esculpido en Italia en mármol de Carrara, en honor a Leoncio Vidal y Caro, coincidiendo con el treinta y tres aniversario de la caída mortal del patriota. Otro atractivo de nuestro parque es el monumento de la farola, constituido por dos elementos ejecutados en fechas diversas, estela conmemorativa colocada el 20 de mayo de 1904 por el Liceo de Villaclara en recordación a la trágica noche del 23 de marzo de 1896, cuando durante la toma de la ciudad por las tropas mambisas, cayeran mortalmente heridos el coronel Leoncio Vidal y su ayudante, el cabo Ramón Brito, y el 20 de mayo de 1930 se coloca detrás de la misma la farola que tiene tres niveles, siendo el superior en mármol blanco, y en su cara principal está tallada la recordación al hecho histórico, sobre la base se yergue, una columna trajana (una farola, de las que existían en el parque en 1896), La cual está atravesada por una bala, y en su concepción como parte del monumento, le fue remplazado el gorro por una llama de cristal rojo, que diera la idea de llama eterna, que en una restauración reciente en su lugar, fue colocado un globo de cristal ordinario, para el cual los “restauradores” del monumento no tuvieron en cuenta el simbolismo de aquella llama ficticia.


Llegamos así al año de 1959, triunfo de la llamada revolución, se realiza una nueva remodelación de la antigua plaza, se transformó el sistema de canteros y desaparecieron los dos paseos para dar paso a uno sin distinción de razas o posición social, se demolió la pérgola y cambió la concepción urbanística, por lo que quedó la glorieta como elemento arquitectónico central del área. Nuestro “Parque Vidal” posiblemente sea la única plaza principal de ciudad importante que fue tomada en batalla por los insurgentes en las tres oportunidades de nuestra historia: Durante la guerra de los diez años en 1876 las fuerzas mambisas de la segunda división de occidente, dirigidas por el mayor general Jesús Calvar -Titá- efectuaron un asalto a la ciudad; En la guerra del 95, el 23 de marzo de 1896 el general Máximo Gómez se encontraba acampado en la Finca Margarita, del barrio de Malezas en Santa Clara, de este lugar partieron a cumplir su misión de atacar a la ciudad los coroneles Vidal y Esquerra y sus respectivas fuerzas, acción en la que muere en combate el coronel Leoncio Vidal y Caro; y el 28 de diciembre de 1958 esta vez en el Parque se protagoniza parte de la toma de Santa Clara por los hombres del Che, al enfrentar los puntos de resistencia situados en el Gobierno Provincial y en el Gran Hotel.


Por todos estos motivos y otros hechos históricos que se sucedieron aquí en diversas épocas y que por razones de tiempo y espacio no se han mencionado, el Parque “Leoncio Vidal” y su entorno, fue declarado “Monumento Nacional” por resolución No 156 el 24 de junio de 1999.


Quedaría señalar dos hechos entorno a nuestro añejo parque pilongo, la primera una característica especial que ha saber lo hace único, es muy agradable venir sentarse en sus bancos y descargar con amigos y conocidos, pero “ojo”, pues cuando la tarde empieza a agonizar y comienzan las sombras del anochecer a ganar lugar, grandes bandadas de pájaros negros llegan y se posan en los árboles de la plaza, fachadas y cuanta cornisa de edificio sea buena para pernoctar en el lugar, y apenas comienzan los primeros claros del alba los totíes revoletean saludando el nuevo amanecer dirigiéndose a los campos y maniguas cercanas, desde que yo recuerde eso ha sido así por los tiempos de los tiempos, nuestros trasnochados abuelos afirman no tener noción de cuando empezó este comportamiento, refieren recordarlo desde siempre, por lo que al visitar nuestro parque de noche puede suceder que una fortuita excreta de los alados volátiles te arruine la ropa, la segunda es una tradición centenaria que se pierde en la niebla de los tiempos, una imagen cotidiana en el Parque Vidal consistente en un señor que pasea un carretón tirado por un chivo añejo, que carga a chiquillos risueños, mientras que alguno más que otro, emite sonoros chillidos reclamando a sus padres que han quedado en la acera del parque observando como el carricoche le da la vuelta al mismo lentamente, lo que constituye una de esas tradiciones que la villa de Santa Clara atesora como propia, y que destaca, sobre todo, por su antigüedad, “Pasear en Chivo”.



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